¿Cómo hacer oración? – La idea que tiene Dios sobre la oración
Comenzamos hoy una serie de artículos sobre la oración basados en el libro “The Better Part: A Christ-Centered resource for Personal Prayer” de John Bartunek.
La idea que tiene Dios sobre la oración
¿Cómo te imaginas cuando comienzas a hacer oración? ¿Qué imagen, consciente o inconsciente, tienes en mente? Quizás te ves cumpliendo una labor monótona, como cuando recitamos algún himno en el salón de clases en la escuela elemental. A lo mejor vemos la oración como un ejercicio de auto dominio o auto ayuda; como alguna actividad (pseudo-yoga, aeróbicos, o pesas) que nos mantiene en forma. Cualquier idea que tengas de lo que haces al hacer oración afecta la manera en que haces tu oración. Así que, cuanto más tu idea acerca de la oración se asemeje a la idea que tiene Dios sobre la oración, mejor será tu oración.
La oración, en su nivel más básico, es una conversación con Dios. Esto parece obvio, pero encierra una maravillosa realidad. Conversar con alguien implica que ese otro está poniendo su atención en ti; sino, solo tendrás un monólogo, no una conversación. Por tanto, la mera existencia de la oración implica que Dios está poniendo toda su atención; que le interesa pasar un tiempo precioso contigo. La oración cristiana es una invitación de Dios al que ora – comienza con Dios, no contigo.
Todo el edificio de la vida cristiana se construye sobre esta maravillosa e inspiradora realidad. El catecismo señala en sus primeros números: “En todo momento y en todo lugar, Dios se acerca al hombre… Dios no cesa de atraer al hombre a Él” (Jn 1, 27). Dios siempre está acercándose a ti, y Él siempre te acerca a Él. Esto quiere decir que Él siempre piensa en ti, que está velando por su oveja. La oración comienza aquí.
Tu eres la oveja hambrienta y perdida; Dios es el pastor que conoce tus deseos y tus necesidades; y te guía a los verdes pastos y a las refrescantes aguas de su Verdad y de su Amor. El pastor ve lo ve todo, el valle, el tiempo, las estaciones del año, los peligros y las oportunidades; la oveja solo tiene que enfocarse en el pedazo de hierba que come. La oración es el Buen Pastor guiando, con amor y sabiduría, a la oveja hambrienta y corta de vista.
Dios es el verdadero protagonista en la oración cristiana. Nuestra oración es la respuesta de nuestra alma a la iniciativa de Dios. La esencia de la oración cristiana es la relación que se establece. Como dice el catecismo:
“Este es el Misterio de la fe”… este Misterio exige que los fieles crean en él, lo celebren y vivan de él en una relación viviente y personal con Dios vivo y verdadero. Esta relación es la oración. (CIC 2558)
Por tanto, la oración no es una labor religiosa seca; no es una actividad centrada en uno mismo; no es una técnica de auto ayuda. La oración cristiana es una amistad con Dios en Cristo. Es ser guiado por el Buen Pastor a las verdes praderas en el Reino del Padre.